Después de cenar el niño, rascándose una oreja, se acercó a su padre y, reclamando su atención, le preguntó: Oye, papi, ¿qué está más cerca, la luna o Cuenca? El padre, sin dejar de fijar su atención en el televisor, miró a su retoño con el rabillo del ojo y le contestó: Pero vamos a ver, Jorge, ¿tú desde aquí ves Cuenca?
http://blogs.publico.es/traduccioninversa/82/la-luna-y-cuenca/
No hay comentarios:
Publicar un comentario