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La autora granadina acaba de publicar junto a la ilustradora Shinobu Wakabayashi 'Cuentos' y 'Versos del Albaicín'
02.06.10 - 02:08 -
JUAN LUIS TAPIA | GRANADA.
La escritora granadina Ayes Tortosa es de las pocas que se dedica en exclusiva a la literatura infantil y juvenil tanto en prosa como en verso. Lleva más de una docena de títulos a sus espaldas y ahora le ha tocado el turno a las historias del Albaicín, en cuentos y versos ilustrados por la japonesa Shinobu Wakabayashi. Defiende la capacidad de sorpresa de los más pequeños y que la lectura no está reñida con el aburrimiento.
-¿Cuál es su concepto de literatura infantil?
-Creo que un libro que le guste a un niño ha de gustar también a un adulto. En principio no veo la diferencia entre literatura para adultos y para niños. La temática puede ser la misma, pero cambia la forma de tratarla. Cuando se escribe para niños no se pueden hacer largas reflexiones ni descripciones, hay que ser ágiles. Por ello, a veces, es más difícil escribir para niños, aunque a muchos les parezca lo contrario.
-¿Se le presta atención por parte del mundo literario a los más pequeños?
-Me duele decir que, en general, los libros son hoy un artículo más de consumo, y los niños no se han librado. La mayoría de las editoriales se han fusionado en grandes multinacionales y se han alejado del modo de pensar y actuar de aquellos editores que, además de la compensación económica, perseguían la calidad literaria. Hoy, muchas editoriales ofrecen a los niños historias planas, insulsas, de contenido vacío, porque creen que van a ser mejor entendidas y, por tanto, se van a vender más. En una palabra, 'infantilizan', en el peor sentido, los libros. Y esto es terrible, porque están contribuyendo a que muchos niños rechacen la lectura. La realidad es que a los niños no les gustan las historias leves.
-¿Se considera un género menor la literatura infantil?
-Sí, creo que hay prejuicios en este aspecto. Pero son debidos fundamentalmente, al desconocimiento por parte de muchos adultos de las publicaciones que hay para niños y jóvenes.
-¿En qué consisten los 'Cuentos del Albaicín'?
-He querido demostrar que el Albaicín sigue vivo. Aunque es un barrio histórico aún sigue haciendo historia. Porque, como dice la abuela Genoveva, una protagonista de los cuentos: «El Albaicín está lleno de historias que han sucedido, están sucediendo o pueden suceder en cualquier momento».
-¿Es una manera de explicar y relatar la historia del barrio granadino?
-Que nadie espere al leer estos cuentos, que se trata de leyendas, mitos, historias antiguas del barrio. Son historias y personajes que nos 'asaltan', en el buen sentido, cuando hoy caminamos por un barrio tan singular y cosmopolita. Un barrio en el que conviven personas mayores, un poco cascarrabias de tanto subir las cuestas, con niños que regresan alegres de los colegios. Donde convive Fouadis, recién llegado de Tánger, con la señora Fish, la inglesa que todas las mañanas baja por la Cuesta de Alhacaba; o Roberto Manuel, que viene de un país del otro lado del 'charco', con don Leandro, el relojero, o con Olegario, el policía del barrio, que tiene debilidad por los pasteles de Casa Pasteles.
-¿Qué principios y valores le gusta destacar en sus libros?
-Sigo el principio de que una persona entretenida es una persona receptiva y, antes que nada, intento no aburrir. Todos los niños tienen bastante sentido del humor, creo que perciben que el humor es lo más opuesto al dogmatismo. También se aprende de los niños a encontrar universos en los granos de arena; dicho de otra forma, a descubrir la cantidad de información que contienen los objetos y los hechos aparentemente inútiles. Los niños mantienen intacta la capacidad de sorprenderse, que es igual a la capacidad de amar la vida. Si consiguiera transmitir algo de esto, me daría por satisfecha.
-¿Cómo ha sido el trabajo con la ilustradora japonesa Shinobu Wakabayashi?
-Son unos dibujos impregnados de ese don de la difícil sencillez que poseen los orientales. Los 'Versos del Albaicín', creo que son una crónica del barrio, dibujada con palabras y escrita con dibujos. Quisiera destacar también la artística maquetación que la diseñadora Mar Delgado ha hecho en los dos libros publicados.
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